Tiberio fue en su momento la única posibilidad existente para ser el sustituto del emperador Augusto, ya que su hermano Druso había fallecido en un accidente a caballo, de la misma manera que los nietos de Augusto, Lucio y Cayo, y su otro nieto Agripa Póstumo había sido desterrado, razón por la cual, Tiberio era su único candidato posible.

Cuando Tiberio pasaría a convertirse en emperador, era hijo legal de Augusto, ya que este lo adoptó cuando tenía 45 años, todo se dio a favor de que fuera Tiberio el sucesor de Augusto, pero esto no significaba que así lo quisiera, porque en realidad nunca quiso gobernar, pasando a la historia como el emperador más infeliz.

Según muchos historiadores la infelicidad de Tiberio comenzó en el momento en que Augusto le impuso matrimonio con su hija Julia, pero para poder hacerlo tuvo que divorciarse de Vipsania, mujer con la que se había convertido en padre por primera vez y era un buen matrimonio. Cuando estuvo a punto de convertirse en el segundo hombre más poderoso de Roma, anunció que se alejaba de la política y se retiraría a Rodas.

Su acto fue considerado por Augusto como traición personal, sin embargo, un tiempo después Tiberio regreso a Roma, pero su carácter melancólico siguió presente a su regreso y posteriormente se agravó tras la muerte de su único hijo Druso el joven, en el año 23, y a partir de esos días se aisló de todos y se dio inicio al periodo de mayor terror en su gobierno.