La obesidad infantil se define como una afección de los niños que se caracteriza principalmente por un importante sobrepeso para la edad y estatura del paciente. Para su diagnóstico no se requiere de análisis de sangre o de laboratorio ni de imágenes, ya que basta con conocer el peso y estatura del niño para calcular su índice de masa corporal y determinar el grado de obesidad.

La obesidad se considera hoy por hoy un problema de salud pública y en el caso de niños y adultos puede desencadenar el padecimiento temprano de diabetes, hipertensión y elevados niveles de triglicéridos y colesterol, entre otros trastornos.

Quizás el único síntoma notable o visible es el del sobrepeso corporal y una de las mejores formas de combatirlo es mejorando los hábitos alimenticios y de ejercicios físicos en el paciente y en toda la familia.

¿Qué relación guardan entre sí la obesidad infantil y el cáncer?

De acuerdo a investigaciones recientes y adelantadas por el Director general del Hospital Infantil e Integral de la mujer en Sonora México, la obesidad constituye un problema de salud pública que demanda la participación de toda la familia, en especial de los padres, de manera que puedan modificarse los hábitos alimenticios en el hogar, además de combatir la inactividad  y sedentarismo.

Los niños que padecen de sobrepeso u obesidad tienen más probabilidades de desencadenar en los diez años siguientes, enfermedades tales como la diabetes, la hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, problemas en los huesos y algunos tipos de cáncer.

El sobrepeso infantil se ha convertido en una grave problemática a nivel mundial y acarrea alteraciones metabólicas y elevados niveles de triglicéridos y colesterol, así como de la glucosa y cuadros hipertensivos.

Posibles causas de la obesidad infantil

Esta enfermedad tiene que ver básicamente con factores de predisposición genética y malos hábitos alimenticios, acompañados de una exagerada inactividad o sedentarismo en los niños.  Los hábitos de alimentación se adquieren en el hogar y por lo general responden a la repetición de patrones vistos en los progenitores. Los niños no son conscientes de lo que consumen y se alimentan de lo que sus padres le proveen, sin importar su calidad nutricional.

En aquellos niños que genéticamente tengan mayores probabilidades de sufrir de sobrepeso es importante acudir a un nutricionista infantil que pueda asesorarle para que mejore su alimentación y salud conjuntamente con los padres y miembros de la familia más inmediata.

Cuidar el peso de los niños y preocuparse de seleccionar y preparar los alimentos de la forma más saludable y nutritiva posible es responsabilidad de los padres o cuidadores. La práctica asidua de actividades físicas o ejercicios y la ingesta de al menos 08 vasos de agua al día contribuirán a la prevención o tratamiento remedial de la obesidad y sobrepeso.