Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Nos gusta compartir ideas y pensamientos con otros mediante conversaciones, juegos y fiestas. Algunas personas están acostumbradas a mantener reuniones constantes y no permanecer en casa. ¿Qué sucede sin embargo, cuando somos restringidos ante el aislamiento social?

Los primeros efectos se ven en el ámbito psicológico. Si estamos aislados por un desastre natural, una crisis de salubridad o un ataque terrorista, nuestro cerebro nos hará pensar primero en tranquilidad. Esto es por el hecho de que un aislamiento se puede entender subconscientemente como  una medida para corregir el problema en el exterior y al mismo hacer que nos refugiemos en un lugar seguro.

El tiempo transcurrido marca la diferencia en el aislamiento social

Numerosos estudios se han realizado para entender el efecto psicológico en las personas cuando se ven aisladas. Con mayor preocupación con el tiempo en aislamiento que una persona sufre. Desde un incremento en la ansiedad y el miedo a lo que no podemos ver, las ideas en la cabeza empiezan a tener una tendencia negativa y extremista en algunos casos.

La soledad puede convertirse en un problema grave

Las personas que viven un aislamiento sin contacto alguno son las más afectadas. Actividades básicas como comer y dormir se empiezan a volver difíciles de realizar. La tendencia a pensar en el suicidio es alta. Afortunadamente con el avance de la tecnología las personas no están completamente alejadas unas de las otras. Con la posibilidad de comunicarse gracias a los teléfonos para mantener la calma.